A las 9:50 de la noche, entre los gritos de emoción de sus fanáticos, Lenny Kravitz apareció en el escenario para demostrar, una vez más, por qué sigue siendo un referente musical que trasciende generaciones. Emergiendo de la tenue luz azul que iluminaba el escenario, el neoyorquino inició su presentación en el Coliseo MedPlus, a las afueras de Bogotá.
El reencuentro con su público se dio cinco años después de su último concierto en el Movistar Arena, donde congregó a casi 10.000 asistentes. Haciendo homenaje al álbum que lo catapultó a la fama y se convirtió en un clásico de los 90, Kravitz arrancó su repertorio de canciones con ‘Are You Gonna Go My Way’.
Al ritmo de las guitarras y la batería que resonaban como un latido compartido, el carisma arrollador de Lenny Kravitz entró en escena. Con su poderosa voz, intacta como en los años noventa, y agitando sus característicos ‘dreadlocks’, el cantante se conectó profundamente con los asistentes, regalando un espectáculo inolvidable.
“Bogotá, todos juntos somos energía, somos vida, somos amor. Significan tanto para mí, muchas gracias, los amo”, expresó entre sonrisas, reafirmando su cariño por el público antes de retomar el show.
El repertorio de su gira ‘Blue Electric Light Tour 2024’ fue un viaje por los éxitos que han marcado sus 35 años de su carrera: desde “Fly Away”, “American Woman” y “It Ain’t Over ’Til It’s Over” — la conmovedora balada que escribió tras su ruptura con Lisa Bonet —, hasta temas de su más reciente álbum ‘Blue Electric Light’, como “TK421”, “Paralyzed” y “Human”.
Con sus características gafas oscuras, un pantalón de bota campana y una chaqueta de cuero azul que acompañó con una blusa de lentejuelas, Kravitz transportó a los asistentes a una atmósfera de misticismo que, en palabras de Camila, una de sus fanáticas, se “sintió casi como un ritual religioso”.
Su energía, que parecía tocar el alma del público, creó un ambiente donde nadie buscaba abarrotarse. Los asistentes se dedicaron a contemplarlo y disfrutar de cada nota. Mientras unos bailaban y coreaban su nombre, algunas parejas, ensimismadas en el momento, se cantaban los éxitos de amor, desamor y de júbilo que han marcado la carrera de Kravitz.
A la puesta en escena, que estuvo acompañada por su banda de altísimo nivel, —a quienes Kravitz calificó como su familia y agradeció diciendo que “no podría hacer nada de esto sin ellos”—, tampoco le faltó su característica sensualidad. Meneando la cadera al ritmo de la música, que quedaba un poco al descubierto por su atuendo, y sonriendo e interactuando con el público, también dejó claro el porqué es un innegable sex appeal.
“Fly Away”, el cuarto sencillo de su quinto álbum, fue uno de los grandes éxitos con los que cerró el espectáculo. Minutos antes, subió al escenario a dos de sus fanáticos, los abrazó y se tomó una foto con ellos que, sin duda, quedará grabada para siempre. «Me encantaría poder abrazarlos a todos», expresó.
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