La comunidad de Buriticá se encuentra sumida en el dolor tras el hallazgo de los cuerpos de los mineros D. H. Ocampo y E. J. Higuita, quienes habían sido reportados como desaparecidos el pasado 17 de mayo. Después de una búsqueda exhaustiva que se prolongó durante 30 días, colegas de los mineros lograron descubrir sus cuerpos en un socavón de la mina de oro Yarágua, operada por la multinacional Zijin Continental Gold.
La angustia de los familiares de los mineros ha sido palpable, especialmente ante la denuncia de una presunta falta de apoyo de las entidades de rescate. La Agencia Nacional de Minería (ANM) había suspendido previamente las labores de rescate debido a las precarias condiciones de la mina y el temor a derrumbes y desprendimientos, así como ataques reportados por parte de mineros informales contra los rescatistas.
En su momento, Zijin Continental Gold emitió un comunicado explicando las dificultades técnicas que impedían el acceso a la zona afectada, sin embargo, esto no ha mitigado el dolor y la indignación de los familiares, quienes aseguran no haber recibido asistencia adecuada de la ANM, los bomberos, la Defensa Civil, ni de la propia compañía minera.
La tragedia ha generado una profunda conmoción en la comunidad de Buriticá, que ahora se une en duelo para honrar la memoria de los dos mineros fallecidos. Los cuerpos de Ocampo y Higuita permanecen en el socavón, a la espera de la activación de un corredor humanitario que permita su recuperación y sepultura digna.
Este desgarrador incidente resalta la necesidad urgente de mejorar las condiciones de seguridad en las minas y garantizar un apoyo más efectivo y coordinado en situaciones de emergencia, para evitar que tragedias como esta vuelvan a repetirse.